Cuando vamos a comprar un electrodoméstico uno de los factores más importantes a tener en cuenta es su consumo energético. Para facilitarnos la información en este aspecto se creo en 1995 la Etiqueta Energética, la cual muestra al usuario la clasificación energética de este producto.
Los electrodomésticos que integran este tipo de etiquetado son:
- Hornos.
- Lavavajillas.
- Frigoríficos, congeladores y vinotecas.
- Lavadoras, secadoras y lavadoras-secadoras.
- Máquinas de aire acondicionado.
Estas etiquetas no solo nos ofrece saber qué tipo de clase energética tiene el electrodoméstico que vamos a adquirir, sino que además nos da otra serie de datos que nos pueden ser muy útiles, como el consumo de energía anual , la emisión de ruidos, la capacidad en volumen del aparato, el consumo de agua en litros, la eficacia en el centrifugado, la clase de eficacia en el secado... etc. Debido a esto podemos comprobar como esta etiqueta no solo nos sirve para controlar el consumo en energía que tendrá nuestro electrodoméstico sino que nos aporta una visión global de las características generales del mismo.
La etiqueta energética clasifica los electrodomésticos mediante un sistema de letras y colores, siete en ambos casos. Además de una serie de pictogramas para el resto de información. Las letras van de la A hasta la G, siendo la letra A la de mayor eficiencia energética y la G la de menor; estas letras van asociadas a una serie de colores que van desde el verde en el caso de la letra A hasta el rojo en la letra G. Como modificación en la última revisión de la normativa de etiquetado en eficiencia energética, se han incluido las serie A+, A++ y A+++ debido a los grandes avances tecnológicos producidos en el consumo energético de los productos, pero esta última modificación no afecta a todos los productos citados anteriormente, sino que afecta solo a:frigorífico, congeladores, vinotecas, lavavajillas con eficiencia de lavado de clase A y lavadoras con una capacidad de carga superior a 3 Kg. y con una eficacia de lavado de clase A. Esta última modificación no quiere decir que los productos con etiqueta antigua no puedan venderse.
Como ejemplo decir que la clave del ahorro se halla en los niveles de consumo y en el rendimiento energético del electrodoméstico. Por lo tanto un frigorífico de clase A consume 340kWh al año, un 48% menos que uno de clase D y un 60% menos que uno de clase G. Lo que sumado a la vida media de un electrodoméstico establecida en unos 7 años nos da un ahorro considerable.
Y ahora que sabes todo esto, Cafran Cocinas le recomienda que cuando vayas a elegir un electrodoméstico mires con atención la etiqueta energética, esto te supondrá un ahorro considerable y además ayudarás a mejorar el medio ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario!